Todos son ladrones y salteadores, eso fue lo que el Señor Jesús dijo de aquellos que vinieron antes que Él. (Juan 10:7-11) Cristo es el único Salvador y Libertador de los hombres.
Aunque tiranos y hombres malos gobiernen a las naciones de este mundo, ninguno de ellos es el responsable de imponer sobre los hombres el verdadero mal que los tiene en esclavitud, el pecado. Los judíos del tiempo de Jesús esperaban que el Mesías prometido de Dios viniera con poder humano, estableciendo un reino terrenal que los libertara de la opresión del gobierno Romano. Pero la visión que tenían de su propia necesidad era tan pequeña como la visión que tenían del Mesías prometido. Su principal problema no era el gobierno Romano ni las políticas tiranas de éste sino la opresión del pecado sobre sus vidas que los mantenía alejados de la presencia de Dios.
Cristo Jesús es el único que puede salvar a los hombres ofreciendo verdadera esperanza en medio de la turbación, del caos político, social y moral de este mundo. Dios nunca nos prometió gobiernos terrenales justos y pacíficos, pero si nos ha prometido Su paz en medio de las circunstancias adversas de la vida. "La paz os dejo; mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da, no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo." (Juan 14:27)
Pongamos nuestra mira en las cosas de arriba, anhelando la Ciudad Celestial y corriendo pacientemente la carrera que nos llevará de regreso a Casa. Hoy proclamemos las Buenas Nuevas de salvación a un mundo que necesita la esperanza que sólo la promesa firme de Dios provee.
Y recordemos que todo el que está en Cristo, justificado es del pecado y no está en condenación sino que tiene Vida Eterna. ¡Hemos vencido!
"Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará y saldrá, y hallará pastos." (Juan 10:9)
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