jueves, 22 de septiembre de 2011

Uno, dos, tres, cuatro, cinco!


Erase una vez, hace 5 LARGOS meses, luego de una oración y un llamado a tomar el desayuno, el hombre de mis sueños, se puso de rodillas, luego de un decidido y tímido discurso (si, ambas cosas pueden suceder al mismo tiempo...en especial en el hombre de mis sueños) y alzando su mirada y el anillo que sostenía sus dedos, me dijo las palabras con las que había soñado por tanto tiempo: te amo, te quieres casar conmigo?

Ahhh.... tuve que dejarlo salir, si, el romance, la fantasía hecha realidad, las emociones, las alegrías, las esperas...

Ah, esperar. Se que no estoy sola en esta aventura de fe, todos tenemos que esperar en un punto u otro del camino. Y no pretendo sonar quejosa luego de tan maravillosa y graciosa bendición con la que Dios me ha mirado; el amor me ha encontrado y dispuesta he abierto mis brazos. Dios es fiel!

Y aun cuando hay tanta certeza de lo que vendrá, y segura estoy de su amor por mi; vuelve el remolino de emociones a llevarme humildemente a los pies de Jesús, a inclinarme ante el atrio de Dios, a poner toda mi ansiedad sobre El. Y no en vano se llena mi alma de afanes y mi mente inquieta comienza a divagar; la bendición de Dios ha venido, y como todas ellas con doble fin, no solo para hacerme feliz (pues si así fuera Dios no seria mas que un genio en una botella) sino que también para que El sea glorificado en mi, para que por medio de ella el corazon sea probado, afinado, alineado con el de Cristo. Amen Señor, haz tu obra en mi.

Y no hay nada que haga mas feliz al Cristiano que ser moldeado a la imagen de Cristo, y no hay nada que anhele mas un redimido corazon que la semejanza a Su Padre en todos los aspectos de su vida.

Entonces no dejo de aprender, sino que por el contrario con cada etapa de la vida que pisa mis pies, comprendo que todo se trata de El, y así toda la carga de vanidad, egoísmo, orgullo que llevo sobre mi va cayendo en el camino, despojándose mi alma del viejo hombre y de sus deseos para abrazar al nuevo.

Y Quien es ese nuevo Hombre al que abraza mi alma? Quien es el Príncipe por excelencia que me espera? No es por El que mi vestido de novia real debo lucir? Y no es por El que toda la vida debo esperar? Y no es a El a quien al cumplirse el tiempo voy a contemplar en toda su radiante Luz y majestad?

Con una nueva perspectiva, y un destello de eternidad en mis ojos, vuelvo a mirar a mi linda historia, con corazon pleno y agradecido, y contenta mi alma en saber que no solo espera a mi dulce prometido sino que esta siendo mas que entrenada, refinada, limpiada, para esperar mejor Al que salvo mi vida. Jesús.

Y aunque 5 meses parecen para muchos, muy poco;
5 meses de entrenar la paciencia no lo son;
son 5 meses que no han pasado sin dejar su huella en mi,
y hacerme maravillar de las misericordias de Dios,
son 5 meses que celebro hoy en expectación.

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