por: Elyse Fitzpatrick
traducido por: Karen Villarreal
Vivo en el Sur de California, y ya casi estamos en verano, un problema familiar a regresado... la inmodestia. Hebreos 4:15 nos informa que nuestro Salvador fue tentado en "todo" como nosotros, pero sin pecado. ¿Podría esto posiblemente suponer que Jesús fue tentado a la inmodestia pero no pecó?
Permiteme explicar a que me refiero con "Modestia": La modestia Cristiana es simplemente un rechazo al alarde, por amor a Dios y al prójimo. Jesús se negó a alardear de Su poder. Cuando fue tentado por Satanás, Él se negó a alardear de Su habilidad de convertir las piedras en pan o de lanzarse a Si Mismo desde un pináculo alto (Mateo 4:1-11). Cuando atacado por Sus acusadores, Él "no abrió su boca" (Isaías 53:7). Cuando enfrentó la humillación y el cruento dolor de la cruz, Él se refrenó de apelar a Su Padre por legiones de ángeles que esperaban para liberarlo. (Mat.26:53). Jesús no alardeó de Su poder o autoridad porque Él amó a Su prójimo--Su novia, la iglesia.
Por el contrario, la inmodestia fluye del corazón de una persona presumida. Quizás hemos trabajado duro en el gimnasio o hemos comprado un costoso par de jeans. Quizás queremos probar que tan libres somos para vestirnos de cualquier manera que escojamos, no importa cuan sugestiva sea esta. Cuando alardeamos, estamos fallando en amar a nuestros hermanos y hermanas que pueden verse tentados a la lujuria, a la codicia, o a pecaminosa imitación. El alarde es fruto del orgullo y del amor al yo. La inmodestia demuestra una fría despreocupación por la iglesia.
La belleza del evangelio, sin embargo, es que mientras nos trae conviccion de que todos somos egoístas presumidos en cierto sentido, tambien nos asegura de que hemos sido amados y que ya no necesitamos alardear para tener la aprovacion de la gente. ¡El record de nuestro Modesto Redentor es nuestro! Nuestra identidad no está envuelta en la aceptación, envidia, o lujuria de otros. Nuestra identidad se halla en la vida de Cristo, su muerte y resurección. Él nos amó y se refrenó de alardear para que pudiesemos ser Suyos. Podemos ser libres de la necesidad de probar que tenemos un cuerpo o un closet espectacular porque en lugar de eso hemos sido lavados con Su amor!
Pero claro, en esta cultura promiscua, las mujeres (y los hombres) pueden necesitar ser enseñados a reconocer cómo es un atuendo modesto, y no existe nada de malo en hacer eso. Es sólo que el poder transformador que cambia un presumido en un siervo, no viene de reglas acerca de camisas y faldas. Viene de recordar el evangelio y buscar reflejarle a Él.
Gentle Jesus, Meek and... Modest
Elyse Fitzpatrick © www.truewoman.com
Gentle Jesus, Meek and... Modest
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