viernes, 5 de abril de 2013

Mentiras que las Mujeres Creen Sobre el Pecado: "Dios no puede perdonar lo que he hecho."





 Foto por, Leonard John Matthews

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Prov.3:1)

Aunque no he venido por aquí en mucho tiempo a menudo pienso en ti, segura de que el Señor continua ministrando a tu vida usando otros canales de bendición espiritual para guiarte en el conocimiento de Su voluntad.

Hoy recibí un boletín muy especial en mi correo del ministerio Aviva Nuestros Corazones (ANC). ¡Tienen grandes noticias para nosotras! A partir del primero de Mayo el sitio web www.AvivaNuestrosCorazones.com estará completamente listo para que escuches los programas radiales y te beneficies del blog y de otros materiales de interés. Es maravilloso ver lo que el Señor ha hecho a través de un puñado de mujeres en la República Dominicana para llevar una sólida enseñanza bíblica a miles de mujeres en Sur América. 

En expectación de esto, quiero compartir contigo una porción del mensaje de hoy transmitido en Revive Our Hearts (la versión en inglés de ANC) con Nancy L. DeMoss.


“Dios No Puede Perdonar lo que he Hecho.”Por: Nancy L. DeMoss.

Una mujer me llamó y me dijo, con lágrimas en sus ojos, “Yo creo que Dios me ha perdonado, pero todavía tengo que vivir cada día con los dolorosos recordatorios de mi pecado.” Hay muchos asuntos en su vida, como en muchas de nuestras vidas, que no sólo nos han afectado a nosotras, sino que también han afectado a familiares, personas que amamos y otros. 


Permíteme comentar sobre el sentimiento de sobrecogimiento por el peso de aquellos diarios y dolorosos recordatorios de nuestro pecado. Primero que todo, recordemos al apóstol Pablo y el pasado que él tuvo como perseguidor y blasfemador. ¿No crees que Pablo vivió con esos recordatorios constantes de su pasado, su pecado, y de lo que le había hecho a las familias de hombres piadosos que habían sido martirizados por su fe? 

Debemos recordar que Dios es un Dios que es capaz de redimir incluso los fracasos causados por nuestro pecado.  La sangre de Cristo Jesús es suficiente, no sólo para cubrir nuestro pecado, sino para redimir las vidas de aquellos que han sido afectados por nuestro pecado. Ahora, saber esto no debe llevarnos a disminuir la seriedad de nuestro pecado. 

Por cierto, no está mal lamentar y llorar sobre cómo tu pecado ha afectado a otros. Si no nos hemos lamentado en esa forma alguna vez, entonces tal vez nunca hemos visto la seriedad de nuestro pecado. Pero algunas de nosotras hemos visto la seriedad y estamos teniendo dificultad en quitarnos de encima el peso de ese pecado por la manera en que otros han sido impactados por él. 

Recuerda que ese mismo Dios que está en el proceso de redimir tu vida de la destrucción está también obrando en las vidas de tus hijos, tu pareja, y otros que hayan podido ser afectados. Ellos tienen la oportunidad de hallar la gracia y la misericordia y el cubrimiento de la sangre de Cristo como tú la has tenido, por pecados que quizás no fueron causados por ellos mismos –pecados tal vez con consecuencias que tú les causaste. 

Por supuesto, estoy asumiendo que tú ya has ido a aquellos que han sido afectados, y has confesado tu pecado a ellos y buscado su perdón. Pero hay algunas de esas marcas que quedan y que se convierten en continuos recordatorios de cómo mi pecado ha dejado huella en las vidas de otros.
Permíteme recordarte que la Escritura promete que la gracia de Dios es capaz de restaurar. Aún no has visto el capítulo final. Si pudieras redimir a tus hijos o a tu pareja o a tus familiares o a otras personas de aquellas circunstancias que trajiste a sus vidas, lo harías –pero no puedes. 

El hecho es que Dios sí puede redimir. Él puede superar y suprimir las pérdidas que han sido ocasionadas y causadas por nuestros pecados en las vidas de otros.  Todo regresa al poder del Calvario –el poder del amor y de la gracia y de la sangre de Cristo. 

Esta semana te compartí la carta de una mujer que decía que ella luchaba con experimentar el perdón de Dios al saber cómo ella había fallado moralmente cuando era adolescente. Por décadas ella vivió con esta carga de confesar pero nunca sentirse perdonada. Mientras Dios comenzó a mostrarle a mi amiga Su perdón y el poder de la sangre de Cristo, esto fue lo que ella dijo:

“Dios me ha dejado ver que Su virtud es la que me permitirá ser virtuosa; que la pureza puede ser de cualquiera cuando dejamos que Su pureza extienda raíces en nuestros corazones.” 

Es su fracaso…pero es la virtud de Él…que la hace a ella virtuosa. Permíteme decirle a aquellas que han fallado moralmente, que Dios no puede restaurar tu virginidad si la has perdido, pero Dios puede y Él restaurará tu virtud, si estas dispuesta a venir a Él en arrepentimiento y en humildad, clamándole por Su misericordia. Es la sangre de Cristo que te restaurará. 

También te compartí anteriormente sobre la mujer que había tenido un aborto y dijo, “¿Cómo me puedo perdonar a mí misma? Todos estos veintisiete años he sentido que no puedo pagar la deuda que debo.” Ella vino a una conferencia donde Dios la encontró y le mostró Su poder para perdonar, el poder del Calvario. Ella dijo, 

“Le he entregado mi vida a Dios ahora, y he recibido Su perdón. En lugar de vergüenza, ahora tengo una tristeza que es según la piedad de Dios. Durante todos esos años, yo coloqué un pesado sello sobre mi corazón. Juré que nunca me permitiría amar de nuevo. Ahora Dios está quebrantando ese sello. Ahora soy libre para amar de nuevo y permitir que otros me amen.”

¿Te das cuenta? Cuando te conviertes en receptora de la gracia de Dios, cuando recibes Su amor y perdón, entonces puedes convertirte en canal de la gracia y perdón de Dios en las vidas de otros. 

Ella concluyó diciendo, “La muralla se ha ido. Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Dios ha concedido a través de Cristo un perdón –un perdón completo y suficiente para nuestros pecados. Pero debemos recordar que para poder experimentarlo, ese perdón debe no sólo ser concedido, sino aceptado.
 
Hace varios años, durante la presidencia de Andrew Jackson existió un secretario postal llamado George Wilson que robó de un tren una nómina de sueldos Federales y en el proceso mató a un guarda. La corte lo condenó y sentenció a la muerte. Sin embargo, en ese tiempo había gran sensibilidad pública contra la pena capital, así que comenzó un movimiento para hacer que el Presidente perdonara a George Wilson. 

Eventualmente, el Presidente Jackson intervino, y perdonó a este secretario postal. Pero increíblemente, George Wilson se negó a aceptar el perdón. Cómo esto nunca había pasado antes, el caso pasó a la Suprema Corte. Se les pidió que decidieran si era posible para alguien negar el perdón presidencial. 

La decisión de la corte fue entregada, y esto es lo que dice: “Un perdón es un pergamino cuyo único valor deber ser determinado por el recipiente del perdón. No tiene ningún valor a parte de aquel que el recipiente le otorga. George Wilson se ha negado a aceptar el perdón. No podemos concebir porqué él haría tal cosa, pero lo ha hecho. Por lo tanto, George Wilson debe morir.”

La Suprema Corte ha declare que un perdón no solo debe ser concedido, sino también aceptado. Me pregunto ¿Cuántas de nosotras nos hemos negado a aceptar el perdón que el Dios del universo ha efectuado a través de Cristo Jesús? La penalidad ha sido pagada, el sacrificio ha sido hecho. “¡Consumado es!” Dijo Jesús, mientras moría en el Calvario.
 
El precio por el pecado ha sido pagado, no obstante estamos languideciendo, cargadas, oprimidas sintiendo nuestra culpa e indignidad. Nos estamos negando a recibir el perdón que Dios nos ha extendido. Si nos negamos a aceptar ese perdón, no experimentaremos la libertar de ese perdón. 

Hace muchos años tuve el privilegio de participar en una reunión con varios miles de Cristianos dedicados de tiempo completo al ministerio, allí Dios se encontró con nosotros en una maravillosa manera, avivándonos personal y corporalmente. Fue interesante ver como Dios se movió durante un periodo de varios días en aquel lugar trayendo profunda convicción de pecados. 

Hubo gran cantidad de confesiones públicas de pecados pero también hubo muchas confesiones persona a persona. Había un espíritu y una sensación de pesadez mientras el Espíritu Santo presionaba fuerte en nuestros corazones con convicción y confesión de pecados. Pero me resulta interesante, mientras reflexiono en aquellos días, recordar que una de las canciones que cantamos más frecuentemente durante ese periodo de tiempo, y que fue cantada con gran libertad mientras las personas se quebrantaban recibiendo el perdón de Dios, fue una canción llamada “Blanco como Nieve.”
Aunque mis pecados sean como la grana,
Señor sé que soy limpio y perdonado por el poder de Tu amor,
Por el poder de Tu sangre,
Por fe en Cristo sé que puedo ser blanco como nieve.
Por años, muchas de nosotras, hemos escuchado aquella vieja canción,
Tal como soy, sin ninguna excusa,
Pero Tu sangre fue derramada por mí;
Y me has llamado a venir a Ti;
Oh Cordero de Dios, heme aquí, heme aquí.


Mi invitación a ustedes hoy que están quizás sobrecogidas por una sensación de culpa y carga de pecados y fracasos pasados, es a venir, a recibir Su perdón. El perdón ha sido concedido.
Tú dices, “yo no siento que merezco ser perdonada.” Estas en lo cierto, no lo mereces. Yo no merezco ser perdonada. La maravilla del Calvario es que el perdón ha sido concedido para indignos, caídos, condenados pecadores, que no tenían derecho a la misericordia y gracia de Dios. Mas en Cristo, el Cordero de Dios, Él ha derramado esa limpieza.

Tal como soy y sin esperar,
Sin limpiar mi alma de negra suciedad.
A Ti cuya sangre puede limpiar cada mancha;
Oh Cordero de Dios, heme aquí, heme aquí.

Tal como soy tu me recibes,
Me abrazas, perdonas, limpias, alivias;
Porque Tu promesa creo,
Oh Cordero de Dios, heme aquí, heme aquí. 

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¿Te ministró lo que leiste aqui? Bueno, pues permíteme recomendarte el libro de Nancy titulado Mentiras que las Mujeres Creen donde ella toca temas como el anterior y debate otras mentiras comunes que las mujeres hemos creído sobre distintas áreas de la vida, matrimonio, relaciones, emociones, amor de Dios, pecado, etc. Actualmente estoy leyendo este libro y no puedo comenzar a describirte la manera en la que Dios lo ha usado para alinear mi vida con la Verdad de las Escrituras.
Riega la voz respecto de el lanzamiento en español de la pagina web de ANC y está pendiente de las emisoras radiales Cristianas de tu pais que pronto estaran transmitiendo semanalmente los programas.



 

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