El Secreto del Contentamiento
por Leslie Ludy
Elisabeth Elliot dijo, "La dificultad está en conquistar nuestras emociones. Ellas pueden permanecer, pero no son ellas las que deben gobernar nuestras acciones. No tienen autoridad alguna. Una vida vivida en Dios no se vive en el plano de los sentimientos, sino de la voluntad. En las Escrituras el corazón es la voluntad--es el hombre mismo, es la fuente de toda acción, el poder de gobernar entregado a él por su Creador, capaz de escoger y actuar." (Elizabeth Elliot, Quest for Love, pág. 38)
Este es el secreto --ya sea que estemos solteras o casadas --encontrar contentamiento sin importar cual sea nuestra situación. Bajarle el volumen a nuestras egoístas y ruidosas emociones y ajustar nuestros oídos al gentil susurro de nuestro Rey. Aferrarnos a Su fuerza en lugar del poder de nuestros propios deseos. Escoger el amar, dar, servir, y entregar nuestras vidas por El, pidiendo nada a cambio. Es los que El hizo por nosotros. Y es lo que El pide que hagamos por El.
Si el pensamiento de entregarlo todo (especialmente la esperanza por el matrimonio) en el altar ante tu Rey, esperando nada a cambio, te hace sentir aprehensiva, deprimida, o desesperanzada, puedes estar segura que esas emociones no provienen de Dios. El enemigo de nuestras almas está siempre ocupado trabajando, tratando de hablar palabras de condenación a nuestra mente, susurrando que seguir los caminos de Dios sólo nos dará tribulación de corazón, desilusión y decepción. El a menudo nos quiere hacer creer que nos estamos rindiendo a un malhumorado Maestro que se complace en hacernos infelices.
Yo solía imaginarme diciéndole a Dios que estaba dispuesta a quedarme soltera, y luego me imaginaba viviendo el resto de mis días usando un largo y aburrido vestido gris, sentada al lado de una ventana en una silla mecedora, meciendo mi vida hacia la miseria. Pero esos temores expresaban meramente el hecho de que yo no conocía verdaderamente la naturaleza de mi Dios, y por tanto, yo no confiaba verdaderamente en El con todo mi corazón.
Pasa a tiempo a solas con tu Rey, medita sobre quien es El verdaderamente, y permitele a El darte Su corazón, Su visión de lo hermosa que es una verdadera rendición. No es un camino que lleva hacia la miseria; es un camino hacia una vida abundante, gozo, paz, y fortaleza sobrenatural. Recuerda las palabras de Pablo: "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Romanos 8:32) Y las palabras de Santiago: "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación." (Santiago 1:17).
Mi vida nunca ha estado tan inundada de tanta belleza, ventura y romance como lo está cuando estoy plenamente aferrada a Cristo Jesús. Recuerda quien es El. Sus planes para ti son buenos. El quiere darte una esperanza y un futuro. Pero primero El debe tener tu voluntad. Y una vez sea Suya, serás capacitada para declarar con el Salmista David: "Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre." (Salmo 16:11).
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