" A menudo los Cristianos jóvenes inmaduros creen tener una
respuesta para todo, pero los maduros reconocen tener más
preguntas que respuestas."
Han sido muchas las veces que me he sentado en frente del
computador para escribir sobre las cosas que el Señor me ha estado
enseñando en los últimos días, pero no soy una escritora natural y
no leo lo suficiente como para tener bien nutrido mi diccionario
mental, y ésta es de esas cosas que no se como decir, sin encontrar
palabras o manera de comunicarlo. Por 5ta vez comienzo este escrito,
y espero sea el definitivo y para que sea exitoso trataré de ir
directo al punto.
Por medio de experiencias, sermones, artículos, devocionales,
versículos bíblicos la importancia de un corazón humillado delante
de Dios ha sido la lección principal que El ineludiblemente me está
impartiendo. Parece elemental a la luz de versículos específicos
como Miqueas 6:8 y Salmo 51:17, pero creo que la mayoría estaría de
acuerdo conmigo en que es una lección difícil de aprender en la
vida cotidiana. Y se que es algo que todo Cristiano no cesa de
aprender a lo largo de la vida; pero mi experiencia en los últimos
meses ha sido de continua confrontación con aquellas áreas de mi
vida en donde he "decido" mantener a distancia la mano de
Dios. Me explico, no conscientemente, pero si ¿preventivamente?
Duele reconocer que a una parte de mi le importa MUCHO la opinión
de los demás, y mantener una apariencia de tenerlo todo descifrado
más cuando-- cómo en mi caso-- crecí en un hogar Cristiano y bajo
la enseñanza de principios bíblicos. Por la gracia de Dios y su
amor, he entendido que nada que no sea la sangre de Cristo Jesús
derramada por mi en la cruz me puede justificar delante de él y
darme Vida nueva, sin embargo es mucho el trabajo que a Él le queda
por hacer en mi para conformar mi corazón al Suyo, y que la opinión
de Él para mi sea siempre la más importante.
He dado algunos pasos en esa dirección, pasos de bebé, pero
hacia adelante al fin y al cabo.
Cuando defenderme y tener siempre una opinión contraria en un
dialogo eran antes mis elecciones naturales de comunicación, ahora
he aprendido a escuchar al otro -no perfectamente- pero él me ha
mostrado cuan paciente y misericordioso es conmigo cuando escucha mis
oraciones y ahora puedo hacer lo mismo con los demás.
Cuando etiquetar a otros y ver la paja en el ojo ajeno era natural
para mi, ahora señalar a otros es difícil cuando puedo ver la viga
de mi ojo y debo reconocer que en Su gracia Dios me ha perdonado
muchas veces y estoy aprendiendo a "dar gracia" a los
demás.
Cuando antes no compartía mis sentimientos, él me ha dado la
gracia para expresarlos, no sólo con mi familia, sino también con
mi esposo y algunas otras personas. Parece pequeño, pero se que a
Sus ojos es una gran victoria.
Cuando hablar de mis inseguridades era algo que sólo hacia con
Dios, él me ha permitido entender que todos somos frágiles e
imperfectos y que hierro con hierro se aguza, y ahora puedo no sólo
hablar de mis temores sino también pedir oración por mi.
Eso era algo que raras veces hice en el pasado, pedir oración por
mi vida y mi propio caminar con Dios me parecía antes una señal de
debilidad y me daba vergüenza, ahora me doy cuenta que un Cristiano
que reconoce sus luchas y acude al Cuerpo del Señor por oración y
consejo es un Cristiano maduro, que no depende de su propia fortaleza
sino de Dios mismo.
Reconocer estas brechas en mi vida ha sido como punzadas
"directo a la yugular" y reconozco que en repetidas
ocasiones me ha dejado como que no se ni quien soy. Y me doy cuenta
que la sabiduría de Dios es perfecta, y que a menudo Él tiene que
traernos a éste lugar de incertidumbre y humillación para que sólo
podamos mirarlo a Él y desear la identidad de Cristo sin permanecer
abrazados a una imperfecta identidad que hemos fabricado para
nosotros mismos.
No se si estoy siendo lo suficientemente clara esta vez, aun ahora
me veo tentada a borrarlo todo y comenzar de nuevo no tan vulnerable,
pareciendo 'mas en control'. Pero no quiero parecer, quiero ser.
Dios nos ha llamado a la luz, y en esa luz admirable todas
nuestras fallas y debilidades son expuestas, no para nuestra
vergüenza sino para nuestra sanidad. Ha sido mi inconsciente error
pensar que como Cristianos debemos tenerlo todo figurado y ser estas
personas fuertes y nunca necesitadas, que lo saben todo y no tienen
duda de nada, pero nada puede estar mas lejos de la verdad que eso, y
pocas cosas tienen el poder de mantenernos cautivos en nosotros
mismos que el creer que lo debemos saber todo. Como dije, ha sido mi
inconsciente modus operandi, pero un rápido vistazo a las
Escrituras nos enseñan una y otra vez que no son personas perfectas
las que el Señor usa, sino que,
"Lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia"1 Cor. 28-29
"Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios." Salmo 51:17
"Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores." Marcos 2:17
Estos versículos dejan en claro una gran verdad y es que no hay
nadie justo a parte de Jesús. (Rom. 3:10) Las cosas cambian 180
grados para los que somos adoptados por Dios en Jesús, entonces
adquirimos esa justicia, y nos embarcamos en la santificación de
nuestras almas esperando la maravillosa glorificación. Mientras
aguardamos en esa preciosa esperanza de ser como Cristo, nuestra vida
aquí en el mundo, encaminada hacia la perfección estará plagada de
pruebas y dolores que como cualquier procedimiento quirúrgico nos
prometen que valen la pena porque seremos como Él es. Las pruebas
mas dolorosas son las que el Señor le pone en el camino a nuestro
orgullo propio, sin embargo son las mas fructíferas, porque son las
que nos hacen más dependientes de Él mismo, de Su gracia, de Su
perdón, de Su misericordia, y no de nuestras propias capacidades ni
justicia.
Creo que no hay nada que el Señor
ame más que un corazón quebrantado, lo estoy aprendiendo, un
corazón que reconoce su desesperada necesidad de Él y que dice,
Señor haz como quieras.
Hemos oído la frase de "ven
tal cual eres al Señor," pero a menudo olvidamos que llevamos
una mascara delante de los hombres. Pienso que Dios quiere que
vallamos a su presencia tal cual somos y también que seamos genuinos
y honestos unos con otros para que el ministerio del Cuerpo sea
óptimo sin buscar impresionarnos los unos a los otros, sino en
sencillez no sólo al dar sino también aprendiendo a recibir.
Estamos
llamados a alcanzar a un mundo sumido en las tinieblas y debemos
perseverar en ello, pero nuestro impacto en el mundo será mayor
cuando nuestras manos estén extendidas también al hermano y
llevemos unos las cargas de los otros, reconozcamos nuestras
debilidades, aceptemos la ayuda de los demás y ministremos con
compasión a los de nuestra propia casa.
Es una lección que tiene tantas ramificaciones y aplicaciones,
pero estoy dispuesta con Su asistencia a permanecer dócil y
vulnerable a la ayuda de los demás, reconociendo mis flaquezas y
gloriándome junto a Sus redimidos sólo en Su fortaleza.