martes, 16 de octubre de 2012

Belleza Incorruptible


¡Hola! Hoy quiero compartirles un artículo escrito por un joven Cristiano publicado en la revista de éste mes de SetApartGirl


Escrito por: Un poeta guerrero anónimo en contrucción

"Mateo, tienes que esperar tu turno," dije mientras él expresaba su deseo inmediato por un pedazo de una galleta de soda. Mateo era uno de los niños pequeños de la guardería la semana pasada en la iglesia. Él parecía desear un poco más que la atención que podía recibir en una habitación con once niños más. Si otro niño tenía nuestra atención, él inmediatamente comenzaba a vociferar sobre su arquitectural hazaña con los bloquecitos de Lego. Si él se daba cuenta de que yo le estaba leyendo un libro a otro niño, él rápidamente venia y se sentaba lo más cerca posible del libro. Y si alguien más tenía puesto un divertido disfraz, él tenía que encontrar un que fuera más divertido que ese. Era fácil excusar el comportamiento de Mateo porque tan sólo tenía tres años de edad. ¿Pero puedes imaginarte ese comportamiento en un adulto?

Desafortunadamente a una jovencita en nuestra cultura se le enseña desde temprana edad --por los medios, amigos, e incluso la familia --que es provechoso atraer la atención hacia si misma. De acuerdo con tal entrenamiento, ella construye su adorno, sus palabras, y su comportamiento para asegurarse de que es notada por alguien. La mayoría de las cosas que ella dice o hace están diseñadas para llamar la atención de los demás. La declaración de su vida es "¡A mí, a mí! ¡Mírame a mi!"

Un verdadero poeta guerrero no tiene en cuenta tal comportamiento. Tal como él estima y lucha por que el carácter de Cristo sea la marca de su vida, él estima una mujer cuya vida está también innegablemente marcada por el mismo comportamiento.

En su primera carta, Pedro nota lo siguiente:

"Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios." (1 Pedro 3:3-4.)


Nuestra sociedad ha confinado a la modestia a la vestimenta exterior de una persona, pero Dios la define en términos mucho más amplios. En el reino de los cielos, la modestia no está limitada a las cosas externas, ni tampoco lo está la belleza. La inmodestia es cualquier cosa en la vida de una jovencita que intenta quitar la mirada de los otros de sobre Cristo. Pero la modestia, y de la misma manera, la verdadera belleza, es el espíritu gentil y sereno que hace que todo hombre y mujer alrededor de ella dirijan su mirada hacia Aquel que es más hermoso.


Tu no encontrarás a la mujer que un poeta guerrero estima, y mucho menos la que Dios estima, "Con atavío de ramera y astuta de corazón. " (Prov. 7:10). Una mujer que es "astuta de corazón" es una con artimañas y engaños, y su comportamiento está específicamente labrado para quitar las miradas de sobre Cristo de aquellos alrededor de ella y tornarlas sobre si misma.


Un poeta guerrero estima grandemente un espíritu gentil y sereno, pero la Escritura le dice a la mujer joven que se adorne a si misma con tal comportamiento por una razón aún mayor que esa --porque Dios lo estima; porque "es de gran estima delante de Dios."


Entonces, ¿Cómo es un espíritu gentil y sereno?


He notado este comportamiento en la jovencita que guarda su conversación. Ella no sólo omite uno o dos asuntos o tiene esta disposición únicamente alrededor de ciertas personas, sino que consistentemente vive esto en todas las cosas. Ella preserva las cosas sagradas de su vida sagradas, al evadir especialmente discusiones sobre sus asuntos personales con personas que no tienen porque enterarse. Su conversación carece de chisme y de calumnias. No posee un enojo reprimido o irritabilidad hacia aquellos que quizás la han herido, por ende no tiene malicia o engaño en su corazón.


He visto el gentil y sereno espíritu en la joven que usa los medios sociales con el fin de glorificar a Jesucristo. Su cautela va más allá de sólo meros intercambios verbales, y tal cómo en su conversación, ella no pública cada frustración y cada victoria de su vida para que todos lo vean. De la misma manera, ella no entretiene (o mas bien "gusta") de cosas que traen aplauso a los hombre o que son contrarias a la Verdad.


El espíritu gentil y sereno es uno que invierte sus mañanas --su vida entera, de hecho-- no construyendo algún atractivo artificial o tratando de verse lo más hermosa posible, sino buscando a su Rey. Su ropa no es lo que la hace hermosa --es Cristo.


No estoy abogando que toda jovencita debe dejar de tener cuidado de sí misma. Pero estoy diciendo que la más grande obsesión de una jovencita Cristiana debe ser Cristo, y no su apariencia física. Ella debe invertir sus mejores horas de la mañana buscándole a Él, no a la belleza física. La vida gastada buscando la belleza física llega a su fin, pero la vida invertida buscando al Señor alcanza la belleza incorruptible.


El llamamiento a éste comportamiento, no obstante, alcanza mayores profundidades que la mera belleza. Cuando Pedro define un gentil y sereno espíritu como uno de "belleza incorruptible," él está haciendo alusión al capitulo primero de su primera epístola: "...siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre." (1 Pedro 1:23).


La "palabra de Dios que vive y permanece para siempre" es Cristo Jesús, y nosotros hemos nacido de su semilla incorruptible, habiendo Él crucificado la semilla corruptible de Adán. Entonces, no es el espíritu gentil y sereno que produce una belleza duradera; más bien es un despliegue de la transformadora vida de Cristo Jesús. Es la marca de la vida que ha sido radicalmente alterada por el Evangelio-- ésta es la vida que también ha sido graciosamente llena de una belleza que permanece.


La belleza que no muere, sin embargo, no es obtenida con mera disciplina o determinación. El espíritu manso y sereno no es concedido a aquellos que están más comprometidos con la humildad. Y aunque estamos llamados a disciplinar nuestro tiempo y acciones, el Evangelio no transforma a los comprometidos, sino más bien, a los que están llenos de una fe inquebrantable. Si leemos un poquito más en el pasaje de primera de Pedro, encontraremos una cualidad definitiva, un prerequisito para la mujer con un gentil y sereno espíritu: esperanza en Dios. (lee 1 Pedro3:5).


La jovencita cuya confianza esta colocada en la persona de Jesús es una que posee una belleza incorruptible. Su esperanza no se encuentra en las condiciones a su alrededor, ni en el éxito de sus esfuerzos por Cristo, o en la estabilidad de su familia, o incluso en el cumplimiento de una historia de amor escrita por Dios. Más bien, su esperanza está en Dios, la obra de la Cruz, y las promesas de la Biblia.


Así, que la vestimenta de una mujer de fe es no un gentil y sereno espíritu o una belleza incorruptible. Estos son meros despliegues de la vestimenta del Cristiano, la cual es Cristo. (Lee Romanos 13:14, Gálatas 3:27, y Job 29:14). Verás, Cristo es la fuente de todas estas cosas.


Una rama no obtiene los atributos de la vid separada de la vid. Ni tampoco tú obtendrás belleza separada de Cristo. La rama solo lleva fruto a causa de la provisión de la vid, y el fruto siempre está relacionado con la naturaleza de la vid. Si tu esperanza está en Dios, y tu fundamento es Cristo, tu vestimenta es Cristo y todos sus atributos. Su justicia será tuya; Su belleza, tuya; Su vida, tuya; Su Espíritu, tuyo.


Una jovencita que está entregada al propósito de Cristo Jesús --cuya esperanza es en Dios-- está marcada por un espíritu gentil y sereno, y es a su entrega que Pedro acredita una "belleza incorruptible." Así que, déjeme hacerte una pregunta, una que me hago a mi mismo a menudo: ¿Existe algo en tu vida que quita la atención de otros de sobre Cristo?


Una mujer de belleza incorruptible habla de Cristo, se viste para traer atención sólo a Cristo, y vive para traerle a Él gloria. Tal vida está escondida con Cristo, y es de Su vida que la belleza se deriva y despliega a través de vasos sumisos. Sólo Él puede construir un hombre o una mujer de carácter recto.


Ahora, yo sólo soy un poeta guerrero en construcción, pero estimo a alguien que está dispuesta a vivir su vida invisible e inadvertidamente para que Cristo Jesús pueda ser notado a través de ella; una señorita cuya conversación está caracterizada por una preocupación por otros y por un amor por el Señor; cuya indefectible declaración es, "¡Cristo, Cristo! ¡Mira a Cristo!" Tal es la joven mujer que ejemplifica la incorruptible, permanente, inmensurable belleza de Cristo.


Publicado originalmente en inglés en @SetApartGirl



1 comentario:

  1. He leído esto 4 o 5 veces durante estos días, he meditado en casa cosa escrita y debo reconocer que Dios me llevó a arrepentimiento; aveces en cosas tan sutiles dejamos de mirarle e imitarle y comenzamos a nosotras tomar el control sobre nuestras vidas, orgullosamente pensamos y decimos que nuestro modelo de feminidad y belleza es mejor que el de Dios. Y me recordó las palabras de Voddie Baucham: La verdadera feminidad luce como Cristo.( http://vivirpiadosamente.blogspot.com/2012/10/verdadera-feminidad.html )

    Para mi vergüenza muchas veces he tenido que luchar con mi autoestima, incluso como cristiana; constantemente me siento menos que el resto, en todo sentido, cuando tengo que dar una opinión sobre algo siempre pienso que no es valiosa para nadie y callo, la timidez es algo que me juega muy en contra, y también en el tema de la belleza, ¡Cuántas veces me he visto frente al espejo y he menospreciado la obra del Hacedor en mi con pensamientos autocompasivos hacia mi persona! lo bueno es que cada vez que pienso algo así Dios me reprende y me recuerda que en Cristo si tengo valor y su novia sí es hermosa a Sus ojos; pero es algo que de vez en cuando tengo que recordar...

    Gracias Karen por tu blog, como siempre es de bendición leerlo

    Un abrazo grande !!!
    Bendiciones del Señor



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